3/13/2007

Subcomandante Insurgente Marcos en Tampico. 25-11-2006

Buenas noches Tampico, capital del mundo y sucursal del cielo. Queremos pedirles un momento en que abran sus corazones y sus oídos para escuchar la palabra que traemos.




Y nosotros hemos llegado hasta acá, porque traigo un mensaje de las comunidades indígenas zapatistas de raíz maya: del sureste de México al sureste de Tamaulipas. Y nosotros sabemos que aquí en estas tierras, en Tampico, en Madero y en Altamira se juntan tres elementos de los que pocos pueden enorgullecerse:
La rebeldía del norte. La que hizo nacer hace cien años la revolución mexicana.
La resistencia de los costeños frente a la invasión extranjera. Que en todo el golfo se reproduce en cada lado.
Y la puerta de la huasteca y su sabiduría indígena. Que es la que nos ha ayudado a seguir el camino.
Estas tres cosas que tiene este rincón de Tamaulipas: la rebeldía, la resistencia y la sabiduría es la misma que alimentó los pulmones del general Sandino que estuvo trabajando aquí en Tampico cuando los campos petroleros pertenecían al extranjero. Y de lo que aprendió aquí en Tampico fue a Nicaragua a derrotar al invasor yanqui.
Y a lo mejor esa historia no nos la enseñan, porque resulta que respirar el aire de Tampico da malas ideas. Da ideas de rebelión, de alzarse, de levantarse, de exigir la libertad y la democracia y la justicia que nos están convirtiendo allá arriba en un teatro de mal gusto.
Y nosotros venimos a esta tierra a decirles, a pedirles que unan la playa de Miramar con una laguna que tiene el mismo nombre: la laguna de Miramar en la Selva Lacandona. Que unan su lucha a la lucha nuestra, no con las armas, no para taparse la cara, no para ser objeto de la atención mediática, sino para cambiar de una vez por todas este país que da vergüenza cada vez que miramos hacia arriba.
Porque lo que hemos descubierto en los 32 estados es que hay un viento que está ahorita todavía como un rumor abajo. El rumor y el viento que advierte que ya van a ser cien años de que este país se sacudió en la revolución de 1910. Que van a ser doscientos años que se sacudió del dominio español. Y que ya va siendo hora que nos sacudamos del dominio del imperio de las barras y las turbias estrellas, que está a unas cuantas horas de aquí.
Lo que hemos descubierto en Tamaulipas es que no es cierto. No está tan cerca Estados Unidos. Aquí de Tampico lo que queda más cerca son las montañas del sureste mexicano. Lo que queda más cerca de ustedes no son los gabachos del otro lado, sino los indígenas a los que yo represento, y los trabajadores que hay en todo el país y las trabajadoras que están luchando por lo mismo que debemos luchar todos.
Nosotros queremos avisarles que la historia cansada de andar se repite, y que que está en nosotros que no sea la misma historia de derrota de hace cien años y de hace doscientos años. Nos vamos a levantar otra vez, no con las armas, sino con un movimiento civil y pacífico. En todas partes al mismo tiempo. Y la historia en México, en Tamaulipas, en Tampico va a volver a caminar los pasos del de abajo.






Esto va a pasar y el pueblo de Tampico va a tener que contestar, como cada tanto tiene que contestar de qué lado está: si está del lado de los espectadores o está del lado de los actores. Si está del lado de los de abajo o está del lado de los de arriba. Llegó la hora y sólo he venido a eso a Tampico, a avisarles.
Llegó la hora como hace cien años y como hace doscientos años. Tenemos que levantarnos de nuevo, acabar con todos los gobernantes, todos: desde el más pequeño hasta el más grande. Meterlos a la cárcel o sacarlos del país: exportarlos, como luego se dice.











Queremos invitar al sureste de Tamaulipas que se una de una vez en la Otra Campaña con el sureste de México. Como se ha unido otras veces en la historia de este país, y no sólo con nosotros sino con toda la República. Y digamos ahora sí todos juntos, en nuestra lengua de cada quien, en nuestra estatura, con nuestro tono de voz: ¡Ya basta! Y que lo escuche el que está arriba. Y no importa que no salga en la televisión, ni en el periódico. Porque la víspera, un día antes de una gran rebelión parece que no pasa nada. Y ahora, el día de hoy, estamos en el día anterior, en la víspera















Compañeros y compañeras, llegó la hora y hay que decidir. Que cada quien decida y tome por fin en sus propias manos su destino. Esto que nosotros llamamos patria nos está pidiendo a nosotros, a los de abajo, no importa en qué lugar estemos, que hagamos algo por ella. Si no muere y muere para siempre.
Gracias compañeros, compañeras.
Fotos: Cecilia, 1,2,5 y 6. Carlos, 3,4, y 7.